Esa sensación de mini triunfo cuando llegas a casa, abres la puerta, das un paso dentro y sientes como el mal día se desvanece.
Avanzas más pasos, dejas el abrigo, los zapatos, el bolso.
Avanzas más y te vas quitando la ropa.
Avanzas un poco más y entras en la cama, casi desnuda... suspiras y empiezas a viajar con imaginación.
Duermes.