Otoño, 2014
Papá,
Lo supe todo en el momento inadecuado, dolió igual.
Sé que no querías tenerme, que me abandonaste dos veces, y que no me tuviste fe desde un principio. Pero, también sé que me compraste un álbum y que no había día que no vinieras del trabajo en que no me trajeras un sobre de figuritas hasta que logré llenarlo, que me hiciste una cocina de metal con tus propias manos, y que aquel día cuando los médicos advertían mi estado de salud lloraste al costado de mi cama de hospital, diciendo: "¿por qué a mi hija?, aquel día supe también que me querías.
Si hoy te escribo no es por motivo especial, no es el día del padre, ni tu cumpleaños, ni navidad ni nada de eso, hoy el corazón, el alma, el cerebro me ha ordenado escribirte, y estoy obedeciendo.
No estás muerto, gracias a Dios, pero no te tengo cerca como quisiera, eso me duele hoy más que nunca, te extraño tanto, ¿por qué tengo que tener las horas contadas para tenerte cerca? ¿por qué? esto solo ahonda el pesar de la distancia constante que parece estar en nuestras vidas, a veinticinco años de conocernos.
Tengo memorias tuyas presentes día a día, por si no te las he dicho (sé que no te las he dicho, si apenas te veo el tiempo para saludarte), te las cuento:
Guardo tres consejos tuyos, reveladores, simples, pero totalmente prácticos ¡Cuánto me han servido!.
1. No confíes demasiado en alguien que no sea de tu familia.
2. No te enamores mucho.
3. Tus aretes siempre deben combinar con tu blusa.
Guardo costumbres tuyas, particularidades, gustos heredados...
1. Me gusta la fotografía tanto como a ti, ¡tú que sin ser fotógrafo profesional guardas un sentido de la estética y composición espectacular!, está en mi lista de pendientes regalarte una cámara que reemplace la tuya que se malogró hace tanto para poder salir contigo a tomar muchas fotos. Ese consejito tuyo de tomarme una foto en todo lugar a donde vaya tomándole foto siquiera a mi mano para guardar el recuerdo ¡lo es todo!.
2. A edad en que no sabía que era el jazz... ¡ni siquiera el concepto de música y ya quería tener una trompeta!, me agrada tanto ese gusto tuyo por esa música, que sin conocerla admiras tanto... ver contigo conciertos sinfónicos una y otra vez es altamente gratificante.
3. ¡El comer por comer, no sirve!, y es que es así, esa minuciosidad por disfrutar cada plato, en combinaciones especiales y caprichosas, guardan un amor por la comida, por el respeto al agricultor, al cocinero y a uno mismo.
4. Me gusta bailar, y aunque el 99% de las personas que me conocen digan que no, es así. Verte disfrutar tanto bailando me contagia.
Y de todos los momentos, un momento en especial, un domingo equis que estaba de salida cuando me dices "hija, que guapa eres", y no me importó no serlo o si serlo, ese día porque me lo dijiste me sentí Miss Universo de la Vía Láctea. Y no, no era la primera vez que me lo decías, pero ese día, por motivos que ni sé, no lo olvido.
Nos vemos pronto.
Te quiero.
Morgana